En principio hacerse un autorretrato no tendría que por qué ser peligroso, sin embargo cada vez hay más adolescentes y jóvenes que se divierten haciéndose selfies con su teléfono en lugares y situaciones arriesgadas. Puede que esto les haga sentirse valientes y les ayuda a ganarse la admiración del grupo, pero puede ser una práctica muy peligrosa de la que debemos advertir.
Este pasado sábado, 8 de marzo, murió una niña de 14 años al caerse de una azotea mientras intentaba hacer un selfie. Muerte trágica y absurda.
Según relata EL Mundo, la niña se apoyó en una claraboya de plástico que en ese momento se partió y la chica cayó desde la planta 10 al hueco de las escaleras del bloque. La joven estaba acompañada de unas amigas que confirmaron a los agentes que en el momento del accidente se hacían un selfie con su teléfono.
Una ambulancia acudió de inmediato y la trasladó al hospital, donde su corazón dejó de latir horas más tarde.
La niña estudiaba en el Liceo Francés de Madrid, y sus compañeros están muy afectados por lo ocurrido. Varios amigos de la víctima indicaron que el terrible accidente ocurrió en casa de su abuela y que este fin de semana su padre estaba de viaje.
Allegados a la joven han contado que la niña solía colgar en su Instagram autorretratos que se hacía en lugares y situaciones arriesgadas.
Por favor, si tienen adolescentes en su entorno que se han sumado a esta moda de hacerse autorretratos arriesgados, avísenles de los peligros que esto conlleva. No merece la pena jugarse la vida por tener más «me gusta» en redes sociales.