He visto a madres jóvenes, pero historias como esta demuestran que a pesar de los avances científicos, el cuerpo humano todavía esconde muchos misterios y su naturaleza siempre puede sorprendernos.
Es duro hablar de un embarazo adolescente, pero todavía es peor cuando se trata de un embarazo infantil. Primero, porque en la mayoría de casos involucra el abuso sexual de una menor, pero también porque el cuerpo y la mente de un niño no está ni de lejos preparado para afrontar la gran responsabilidad que supone tener un hijo.
Por eso es difícil imaginar cómo ha sido la vida de Lina Medina, considerada la madre más joven del mundo, al dar a luz a su hijo con solo 5 años. Su historia me ha dejado asombrada y emocionada.
Lina Medina nació en Antacancha, uno de los pueblos más remotos y pobres de Perú, donde vivía en una humilde casa junto a sus padres y sus ocho hermanos.
Pero a los cuatro años, el padre empezó a notar algo extraño en la pequeña: su abdomen empezó a crecer desmesuradamente.
La gente del pueblo murmuraba, algunos creían que un “demonio” se había metido en su cuerpo. Su padre la llevó a curanderos y chamanes para que curaran su mal con ritos y exorcismos.
Nada funcionó y empezaron a sospechar que la niña tenía un tumor. Preocupada, la familia Medina emprendió entonces el camino a pie hasta la ciudad de Pisco, en busca de un médico que pudiera asistirles.
En Pisco conocieron a Gerardo Lozado, un médico que al principio también sospechó que el origen de su pretuberancia era tumoral. No obstante, poco después reveló la impactante verdad: ¡Lina estaba embarazada de siete meses!
El médico no podía creer lo que estaba sucediendo, así que llamó a otros eminentes ginecólogos de la capital, Lima, para que le asistieran en el tratamiento del embarazo de la niña.
Finalmente, el 14 de mayo de 1939, cuando Lina tenía 5 años, nacía por cesárea un bebé sano de 2,7 kg y 48 cm de largo. Lo llamaron Gerardo, en honor al médico que le trajo al mundo.
La noticia del embarazo de Lina dio la vuelta al mundo. Desde el New York Times en Estados Unidos al Daily Telegraph en Inglaterra, muchos medios hicieron eco de la noticia, eclipsando titulares sobre los combates en plena Segunda Guerra Mundial.
Muchas fueron las ofertas para que Lina viajara con su hijo a Estados Unidos y fuera sometida a innumerables pruebas, incluso exhibida como un raro fenómeno de la naturaleza.
Sus padres se negaron y el presidente de Perú en aquella época, Oscar Benavides, incluso se hizo con la custodia de Lina y su hijo para protegerles de empresas y laboratorios. Prometió otorgarles una pensión vitalicia, algo que nunca cumplió.
Nadie podía creer que una niña tan pequeña pudiera quedar embarazada y mucho menos llevar su embarazo a buen término.
En la aldea de la niña la consideraban una especie de “Virgen Maria”, algunos especulaban que el bebé era hijo del Dios Sol.
Pero las autoridades sospecharon que había sido abusada por su padre. La policía le detuvo para interrogarle, e incluso pasó algunos días en la cárcel. Después lo liberaron y las sospechas recayeron sobre uno de los hermanos de la pequeña, que sufría problemas mentales.
No obstante, la paternidad del bebé sigue siendo a día de hoy un completo misterio. Lina nunca ha querido hablar de ello.
Científicos de todo el mundo quisieron hacer pruebas a la niña para determinar las causas de su insólito embarazo. Años después, médicos peruanos concluyeron que padecía un desorden hormonal tremendamente raro de origen hipofisario (glándula pituitaria) .
Según, la Academia Americana de Obstetricia y Ginecología, Lina inició la pubertad con tan solo dos meses, lo que llevó a que con 2 años empezara a menstruar.
Obviamente, con solo 5 años Lina era incapaz de cuidar a su bebé, así que Gerardo fue criado por sus abuelos. Durante mucho tiempo creyó que Lina, con la que peleaba por los mismos juguetes, era su hermana. No fue hasta que cumplió 10 años que conoció la verdad.
La vida no fue fácil para esta jovencísima madre, pero afortunadamente contó con la protección del médico que llevó su caso. El la contrató como secretaria en su clínica. En la foto de abajo podemos ver a una Lina más adulta junto a su hijo.
Curiosamente, Lina tardó mucho tiempo en volver a ser madre. En su treintena se casó con Ricardo Jurado, con quien tuvo a su segundo hijo a los 38 años de edad.
En cuanto a su hijo Gerardo, murió a los 40 años debido a un extraño problema en su médula ósea.
Lina y su marido Ricardo se mudaron por un tiempo a México y años más tarde regresaron para instalarse en un pueblo pobre y extremadamente peligroso llamado Chicago Chico.
El matrimonio construyó allí su casa, pero el gobierno ordenó demolerla en los años 80 para construir una autopista.
Afortunadamente, la suerte no se olvidó del todo de Lina. En 2002, un ginecólogo llamado José Sandoval desempolvó su caso y reclamó al gobierno la pensión vitalicia prometida hacía tanto tiempo. Por fin, Lina recibió el dinero.
Según explicó el marido de Lina a los medios, el acoso constante de los periodistas hizo que se volviera una mujer introvertida y prudente.
Esta mujer, que hoy tiene 83 años, nunca dejó de ser acosada por una prensa obsesionada con revelar hasta el más mínimo detalle de su historia.
Pero Lina siempre ha guardado silencio, rechazando todas y cada una de las entrevistas que le ofrecieron. Al menos conserva la satisfacción de guardarse el secreto detrás de un embarazo que todavía hoy sigue sorprendiendo al mundo.
No puedo ni imaginar lo difícil que habrá sido para esta niña afrontar una maternidad siendo tan pequeña y en esa época. Comparte su historia si te impactó tanto como a nosotros.