Bryan Mare de San Francisco, Estados Unidos, estaba en un restaurante celebrando su cumpleaños hace unos años. La camarera le dio unos crayones a sus hijos para que si divirtieran. Después de eso Bryan se hizo una pregunta. ¿Qué pasaba con todos los restos de los crayones? Y cuando el descubrió que 40 toneladas de crayones se botan cada año tuvo una idea brillante.
Bryan se decidió por colectar los restos de crayones.
Luego empieza a derretir los crayones.
Luego los pone en moldes especiales.
Cada forma da 86 crayones nuevos.
Los crayones son un poco más gruesos y son perfectos para niños con dificultades.
Los crayones se transportan a diferentes hospitales en California.
Hasta hoy a sacado 2000 cajas llenos con crayones para hospitales.
Su idea para reciclar es muy buena. ¡Necesitamos más personas como Bryan!!
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