When Karen Rodas and Paul Rybkin’s son Nathaniel was born he lived for just 36 hours.
He was born with a rare condition called Polycystic Kidney Disease (PKD) which causes cysts to grow in the kidneys which can lead to kidney failure.
The New Jersey couple had another child in 2013 Maddy who had the same condition as the couple’s first child but after a two-year struggle with the disease this little girl was given a lifeline – thanks to her dad.
Cuando nació el hijo de Karen Rodas y Paul Rybkin, Nathaniel, vivió solo 36 horas.
Nació con una condición rara llamada enfermedad Poliquística renal (PKD, por sus siglas en inglés) que hace los quistes crezcan en los riñones, lo que puede provocar insuficiencia renal.
La pareja de Nueva Jersey, Estados Unidos, tuvo otra hija en 2013, Maddy, que tenía la misma condición que el primer hijo de la pareja, pero después de una lucha de dos años con la enfermedad, a esta pequeña le dieron un salvavidas, gracias a su padre.
La condición de Maddy Rbykin le había hinchado el estómago y durante los primeros 18 meses de su vida estuvo entrando y saliendo del hospital.
A pesar de las visitas al hospital, Maddy estaba bien, pero después su salud comenzó a deteriorarse.
Maddy estaba completamente agotada de energía, durmiendo hasta 18 horas al día y vomitando constantemente, según The Mirror.
Los médicos temían que ella muriera si no encontraban un donante de riñón adecuado.
Cirugía exitosa
Su padre Paul fue identificado como un donante compatible y pudo lograr que le hicieran la cirugía a su hija.
«Con Paul y Maddy, dos de mis almas más preciadas, yendo debajo del cuchillo, mis nervios estaban destrozados», dijo Karen, según The Mirror.
La operación fue un éxito y tanto el papá como la hija están bien.
«El riñón del papá salvó a nuestra pequeña», agregó Karen. “Ahora, ella tiene una energía ilimitada. Su enorme barriga ahora solo se ve un poco redondeada y es una niña feliz y saludable de dos años.»
Un modesto Paul dijo que habría hecho lo que cualquier otro padre hubiera hecho.
«Niña contenta y saludable»
“Hemos estado en una montaña rusa, pero cualquier padre habría hecho lo que hice, donando mi riñón a Maddy. Es parte de ser padre”, dijo, según The Mirror.
«Ahora estamos tan contentos y podemos ver a Maddy crecer como una niña feliz y saludable.»
Maddy necesitará otro trasplante de riñón en 25 años, pero para sus padres eso se siente como que falta una eternidad. Puedes seguir el viaje de Maddy aquí.
Me alegra tanto que se pudo hacer algo. ¡Que Dios la bendiga y a su padre también!
Por favor comparte para desearle a Maddy que tenga una vida feliz y sana.