Hay historias de la vida que nos afectan unas más que otras. Historias que empiezan en una absoluta obscuridad - pero como en muchas ocasiones, gracias a la esperanza y a la creencia en uno mismo, se transforman de una manera que nadie lo hubiera podido creer.
Y es precisamente en un milagro así, en esa transformación, en lo que vamos a bucear hoy - en una historia que tiene su origen en el año 1992 en la estéril Siberia.
El 29 de febrero de 1992, en un pequeño pueblo cerca de la ciudad rusa de Bratsk, viene al mundo Tatiana.
Los médicos informan inmediatamente a la familia de que la niña padece una anomalía congénita llamada hemimelia fibular.
La niña carece de peroné, tobillos, talones y muchos otros huesos de los pies – Es casi seguro que Tatiana no podrá nunca aprender a andar.
Sus padres son realmente muy jóvenes, 18 y 17 años respectivamente, y convencidos de que no podrán criar a su recién nacida, abandonan a Tatiana en un orfanato en Siberia.
Allí pasará la pequeña Tatiana su primer año de vida.
Pero un día todo cambia.
Beth y Steve Long conocen la trágica historia de Tatiana a través de una base de datos sobre adopciones. Y esta pareja americana decide inmediatamente adoptar a la niña. Viajan desde la otra punta del planeta para recoger a la pequeña Tatiana que en ese momento tiene ya 13 meses.
Y es en Baltimore, Maryland, donde la niña encuentra un nuevo hogar, una nueva vida y una maravillosa familia llena de cariño y de amor.
Sus padres adoptivos deciden bautizarla con el nombre de Jessica y le dan los mejores cuidados posibles.
Cinco meses después su adopción, con 18 meses, a Jessica se le amputan las dos piernas – y aprende a andar con dos prótesis en las piernas.
Jessica demuestra rápidamente ser una auténtica luchadora.
Tiene una enorme fuerza y aprende a manejar sus limitaciones físicas. Comienza enseguida con diferentes deportes.
En la piscina de sus abuelos aprende a nadar.
Jessica comienza a destacar en natación y empiezan rápidamente sus primeros éxitos – en el año 2014 se convierte en la participante americana más joven de los juegos paraolímpicos en la ciudad de Atenas, Grecia.
En dichos juegos gana tres medallas de oro.
Los éxitos continuan. Jessica Long conquista medallas y bate el récord mundial – pronto se convierte en una de las mejores nadadoras del mundo.
En el año 2012, Jessica compite en los juegos paraolímpicos de Londres. En Rusia y frente al televisor de su casa están Natalia och Oleg Valtysheva
Lo que no saben ninguna de las dos es que esa estrella mundial es su hermana.
Pero pronto lo sabrán.
Tras los éxitos en Londres, los periodistas rusos conocen la verdadera historia de la nadadora – y contratan inmediatamente un detective para que localice a la verdadera familia de Jessica, a quién con tanto ansia ella desea conocer.
Sin mucha dificultad consiguen dar con sus padres que viven en la ciudad rusa de Bratsk. Ambas partes se ponen en contacto y deciden conocerse.
20 años después Jessica se reencuentra con su madre, su padre y sus tres hermanos.
Será un recuentro muy emotivo que ninguno de ellos olvidará.
«Reencontré a mi familia rusa. Los quiero tanto que es difícil explicarlo con palabras. Mi corazón está desbordado», escribe Jessica Long en el Twitter.
Hace años, nadie hubiera creido que Jessica pudiera celebrar sus triunfos dentro del deporte de la natación – sin embargo con su empeño esta chica desafió todo pronóstico.
Demostró que nada es imposible, y hoy en día es un ejemplo a seguir para millones de personas – terminando la historia con el reencuentro con su familia y su añorada madre.
«Es un viaje que nunca olvidaré. Esta foto lo dice todo….la quiero muchísimo». escribe Jessica Long en su Facebook.
Fuente: Daily Mail, Siberian Times, GrindTV
¡La esperanza es lo único que se pierde – así lo demuestra esta increíble historia sobre Jessica Long. No dudes en compartirla con tus amigos!