Una madre es capaz de todo para proteger a su familia incluso si la vida le va en ello. Karen Klein, de 46 años, es una estadounidense que recientemente demostró esto en un caso realmente extremo.
La mujer caminó sola durante 30 horas a través del Parque Nacional del Gran Cañón, en pleno invierno, con el objetivo de pedir ayuda para su hijo y su marido. Para sobrevivir tuvo que alimentarse tan solo de ramitas y beberse su propia orina.
Karen Klein su esposo Eric y su hijo de 10 años, se extravieron por el norte del Parque Nacional del Gran Cañón, en Estados Unidos, donde varias vías habían sido cerradas y otras quedaron atascadas por la nieve. Al tratar de regresar a lugar seguro su automóvil cayó en una cuneta y quedó atrapado. Entonces, Karen, quien había sido atleta de triatlones, decidió salir en busca ayuda. Pensaba que la autopista principal estaba a una caminata corta de distancia, así que tomó algo de alimento y agua e inició su camino.
Pero la autopista había sido cerrada en invierno y Karen tuvo que seguir caminando.
Un día después, su marido y su hijo todavía no sabían nada de la mujer, así que el hombre decidió hacer algo. Junto a su hijo logró subirse a una colina lo bastante alta como para obtener señal de móvil y pedir ayuda.
Ambos fueron tratados por congelación y la policía publicó un reporte sobre la desaparición de la mujer en Facebook e inició un operativo de rescate.
Finalmente, en la medianoche del día siguiente, rescatistas encontraron a Karen. Se había refugiado en una choza de guardia cerrada en temporada invernal. La mujer había caminado más de 41 km en la nieve y se había alimentado a base de ramitas y bebido su orina, ya que si bebía agua de nieve se arriesgaba a morir por hipotermia.
Según narró posteriormente su hermana gemela a CNN, en los últimos 9 km trató de sacarse un trozo de hielo del zapato, pero luego no se lo pudo poner de nuevo y tuvo que caminar todo ese tramo con el pie descalzo. Caminaba tres metros caía y volvía a levantarse… Hasta llegar al refugio. Karen explicó que lo que le dió fuerza es el no poder concebir que su madre la enterrase y que su hijo creciera sin madre. Por ello siguió sin rendirse.
Por suerte, hoy Karen está recuperada a pesar de haber perdido algunos dedos del pie y pretende celebrar junto a su hermana gemela su 47 cumpleaños.
¡Increíble lo que hizo esta mujer impulsada por el fuerte amor que siente por su familia! Comparte su excepcional historia con tus familiares y amigos.