Cuando una pareja está esperando un hijo normalmente ocurren muchos pensamientos y puede ser una etapa muy sentimental para muchos.
Los pensamientos fluyen y para varias personas los pensamientos negativos y positivos se mezclan.
Esperar un hijo también significa prepararse para lo inesperado, aunque uno espera que el bebé nazca sano y sin enfermedades.
Lo peor que podía ocurrir pasó cuando la niña de Amanda y Justin nació sin vesícula biliar.
Como casi todos los padres Amanda y Justin estaban muy emocionados de tener su primer bebé.
Pero los primeros meses de la pequeña Braylee iban a resultar muy pesados. Poco después del nacimientos los médicos en el hospital diagnosticaron a Braylee con ictericia.
Lo más normal es que la ictericia desaparezca después de más o menos una semana, pero Braylee se fue poniendo peor y peor.
Su cuerpo se hinchó de líquido y su piel fue cambiando de color poniendose más y más amarilla.
La mamá, Amanda, estaba muy preocupada y salió corriendo al hospital.
Los médicos no habían entendido la gravedad de la situación – Braylee había nacido sin vesícula biliar.
Nacer sin la vesícula biliar entre otras cosas significa que el hígado no puede funcionar como debería.
Los médicos tuvieron que operar inmediatamente.
Pero el estómago de Braylee siguió creciendo, casi se puso como un globo. Y la niña se iba empeorando por cada minuto que pasaba.
Los expertos en el hospital infantil de St. Louis estaban de acuerdo – Braylee necesitaba un hígado nuevo y no podía dejar el hospital hasta que le hicieran la transplante.
Sin un transplante ella no iba a sobrevivir y no quedaba mucho tiempo.
Claro, Braylee estaba en el número uno en la lista de transplantes ya que su caso era muy grave. Pero igual no había ningún donador.
Por eso su papá, Justin, se ofreció a donarle su hígado a su hija.
Una operación como esta es complicada y de alto risego, pero Justin estaba decidio. Él iba a hacer todo lo posible para salvarle la vida a su hija.
Pero justamente cuando Justin estaba listo para entrar al cuarto de operación la familia recibió una llamada de teléfono: ¡El hospital había encontrado un donador!
Un hombre que acababa de morir se había inscrito como donador. Y como el hígado era de un hombre adulto lo podían compartir dos niños. Braylee iba a recibir una parte del hígado.
La operación salió bien.
El cuerop de Braylee aceptó el nuevo hígado y la luchadora se fue mejorando y su color de piel se fue poniendo normal.
De repente Braylee estaba bien, como un bebé nuevo.
Ahora ha pasado más o menos un año desde la operación y Braylee, que tiene 19 meses, está muy bien.
Gracias a una persona muy generosa Braylee puede seguir creciendo y viviendo su vida.
Estamos muy agradecidos con todos los que han donado órganos y con todas las personas que han decidido donar órganos en el futuro.
Ahora le deseamos mucha suerte a la pequeña Braylee y a su familia – considera, si quieres, compartir su historia para que más gente comprenda el valor de la donación de órganos.