Cada año millones de mujeres son maltratadas en todo el mundo. Y muchos de esos maltratos provienen de personas cercanas.
La violencia puede ser difícil de descubrir ya que no necesariamente produce marcas y moretones en zonas visibles. Y en el caso de la violencia psicológica, no deja ninguna marca visibles pero puede ser incluso más horrible. Amenazas y violaciones pueden ser parte de estos maltratos.
Y lo peor es que hay muchas más mujeres en esta situación de las que reflejan las estadísticas porque hay muchas que no se atreven a denunciarlo o hablar o pedir ayuda.
Connie Culp es una mujer que sufrió lo inimaginable a causa del maltrato de su marido, Tom, al que un día quiso.
Ahora ella quiere contar su historia y ayudar a otras mujeres del mundo.
Connie Culp y Tom se conocieron cuando tenían 15 años. Se enamoraron locamente y la vida era entonces como un camino de rosas. Fueron novios mientras estudiaban y después se casaron y tuvieron dos hijos.
Pero unos años después las cosas comenzaron a cambiar. Tom se convirtió en un hombre muy celoso.
«Se ponía muy celoso cuando la gente me miraba. Y no sólo hombres. En el bar que teníamos, tanto clientes como compañeros, estaban contentos conmigo y eso le molestaba», cuenta Connie.
La pareja comenzó a tener también problemas económicos, el bar comenzó a no ser tan rentable.
«Esto afectó negativamente también a la relación.»
Los problemas estaban ahí, pero todavía los podíamos sobrellevar.
Tom era un marido muy pasional, pero continuaba su problema de celos y bruscos cambios de humor.
Tom comenzó a perder el control de sí mismo y su comportamiento. Y comenzó a maltratarla.
Connie perdonó a su marido una y otra vez, y pensaba que todo estaba motivado por la complicada situación económica por la que pasaba la familia. A pesar de eso, ella creía que su marido aún la quería como siempre había hecho desde que se enamoraron siendo adolescentes. Connie pensaba que en cuanto se resolvieran los problemas económicos, todo volvería a ser como antes.
Pero la situación no mejoró. El maltrato físico y psicológico continuaron.
«Lo peor eran sus palabras y agresiones diarias. Nubes negras se cernían sobre nosotros, pero nunca pensé que podía pasar lo que ocurrió aquella noche».
Connie habla de una fatídica noche de septiembre de 2004. Esa noche tuvieron una enorme discusión. Tom no iba a permitir que hablase con otro hombre. Entonces ocurrió algo horrible.
Su una vez querido marido, Tom, se convirtió en un monstruo. Tomó una pistola y disparó a su mujer a la cara.
Connie describe ese momento como el peor de su vida: «Recuerdo cuando tomó la pistola y me apuntó. Recuerdo cuando me disparó».
Ella sobrevivió al disparo, pero con el rostro desfigurado. Su nariz, mejillas y labios quedaron completamente destrozados.
En diciembre de 2008, cuando su marido está en la cárcel, Connie se somete a un transplante de cara, el primero de ese tipo realizado en los Estados Unidos. La operación duró 23 horas, y a eso le siguieron 2 años rehabilitación y tratamiento.
Hoy puede Connie vivir una vida normal de nuevo. Sus hijos la cuidan y Tom sigue en la cárcel.
Ella sabe que la apariencia no importa mientras el alma esté bien. Ha vuelto a nacer.
«Esta no es mi cara, pero no me importa. Estoy contanta así«, dice Connie.
Connies lucha por recuperar su vida y su historia es ahora una inspiración para miles de mujeres en todo el mundo. Connie quiera ahora difundir su experiencia y que su mensaje llegue a tantas personas como sea posible: «Tienes que estar atenta a lo que te dice tu marido. Si dice que te va a hacer daño, te lo va a hacer. No va a mejorar. No va a cambiar.»
Tenemos que atrevernos a hablar del maltrato a las mujeres y el maltrato en el entorno cercano. Comparte la historia de Connie para que sirva para advertir a otras mujeres, para que el silencio ante esto no sea una opción. Es muy importante. La vida de todas las mujeres es importante.
