La vida es corta, y es importante que aprovechemos el tiempo con las personas queridas, porque no hay un sentimiento peor que el echar de nuestra vida a alguien a quien queremos.
Esta historia, que he encontrado por internet, es una buena muestra de ello. El protagonista de esta historia dejó a su mujer y un año después fue demasiado tarde para arreglarlo. El arrepentimiento le acompañará toda su vida.
Yo no sé hasta qué punto esta historia es cierta, pero creo que el mensaje es tan importante que quería compartirla con vosotros. Os dejo la carta del hombre abajo. No dudes en compartirla con tus seres queridos y amigos.
«Todos pasados por fases mejores y peores en la vida.
Hace un año me separé de mi mujer. Yo la dejé por otra, una mujer más guapa.
Mi ex mujer era gordita, su piel estaba llena de celulitis y las estrías.
Su pecho estaba caído, igual que su barriga.
No se preocupaba de peinarse.
Nunca se pintaba los labios ni llevaba tacones.
Nunca llevaba las uñas pintadas y apenas se depilaba.
Nunca llevaba sostén.
Para no extenderme más: ya no me sentía atraído por ella. La mujer de la que enamoré ya sólo estaba en mi memoria.
Un año después de dejarla, me la volví a encontrar.
Irradiaba felicidad.
Estaba muy guapa y había adelgazado.
Llevaba los labios pintados de rojo.
El vestido que llevaba le sentaba como un guante.
Su cuerpo no parecía el de una mujer que ha tenido tres hijos (mis hijos).
Yo pensaba en los kilos extra que ganó resultado de su último embarazo. En su vientre enorme, el mismo que me dio lo más valioso que hay en mi vida, mis hijos.
Su celulitis había aparecido porque no tenía tiempo de ir al gimnsario, criar a tres hijos no le dejaba mucho tiempo libre.
No había tiempo para cepillarse el cabello, depilarse o maquillarse cada día.
No había llevado sostén porque era una mucho más práctico para dar de mamar a los niños.
Solía hacer la comida, limpiar, planchar, y siempre con una sonrisa en los labios.
Amaba a su familia y estaba contenta con su vida.
Hoy quiero contar una cosa.
Ahora sé lo que es tener una fantástica mujer, pero no siempre lo supe. Yo decidí que no la quería en mi vida.
Cambié la verdadera belleza por la superficial. No fui capaz de apreciar la verdadera felicidad con mi mujer, la madre de mis hijos.
Ahora, cuando yo estoy con los niños, ella tiene por fin tiempo para sí misma. He entendio que no me necesita para valorarse a sí misma.
Ahora lo entiendo, pero es demasiado tarde».
Fuete de la foto: Marcel Oosterwijk/Flickr
Fuente del contenido: Doctoramor
Aunque suene a frase repitada una y mil veces, no deja de ser cierto que la verdadera bellaza está en el interior. Algo que este hombre no supo ver hasta que fue demasiado tarde. Comparte este importante mensaje que nos recuerda que debemos cuidar de las personas importantes de nuestra vida.