El dinero puede enfermar a las personas, volviéndolas avaras, codiciosas, obsesivas por preservar hasta el último céntimo de por vida, incluso en el más allá. Ese fue el caso de Albert, un hombre que logró amasar una millonaria fortuna. Él amaba el dinero que había acumulado sobre todas las cosas.¡Incluso más que a su esposa! Nunca le regaló nada por el día de su cumpleaños porque decía que tenían que ahorrar. Un día enfermó gravemente y cuando estaba a punto de morir hizo a su mujer una petición extremadamente egoísta...
Albert le pidió a su mujer que le prometiera una cosa: cuando muriera metería todo su dinero en su ataúd, ya que era su deseo llevarse su fortuna al otro mundo.
El hombre falleció y el día de su funeral la mujer estaba sentada en primera fila con una caja en las manos.
Poco antes de que cerraran la caja, se levantó y pidió que le dejaran meterla dentro del féretro.
Una amiga, que sabía sobre la promesa, le preguntó espantada si de verdad había metido todo el dinero de Albert en el ataúd.
La mujer miró a su amiga y le repondió que sí, que ella era una buena esposa y que no podía mentirle… Pero todavía tenía guardado un as bajo la manga.
Tienes que ver cómo la ingeniosa solución que halló esta mujer para cumplir su promesa y quedarse con el dinero.
¡El marido debe estar revolviéndose allá donde esté! Pero no puede decir que ella no cumplió su promesa… ¡Comparte esto si estás de acuerdo!
Si quieres ver más artículos como este ponle like al botón de abajo.