A Corey Hancock le gusta dar largos paseos por el bosque. Suele salir a caminar por la naturaleza para respirar aire puro.
Hace un par de semanas decidió salir a realizar su paseo rutinario y al mismo tiempo fotografiar la naturaleza, pero empezó a llover y emprendió su camino de regreso a casa. En un momento dado vio algo inusual en un claro del bosque.
En el suelo había algo oscuro que parecía que se movía.
Decidió acercarse para verlo de cerca.
Suerte que decidió acercarse porque en el suelo se encontró a un osezno que yacía medio muerto.
Corey controló el pánico pero se alteró bastante con el hallazgo. El pequeño oso no reaccionó a los ruidos cuando se aproximó. Además Corey apreció el aspecto desnutrido del animal. Cuando se le entrevistó más tarde, Corey contó que creía que su madre le había lo abandonado o que los cazadores le habían disparado.
En un principio Corey no sabía cómo reaccionar. Y se escondió un tiempo por si quizá la madre decidiera volver allí. Pasados diez minutos, nada ocurrió y el osezno seguía en el suelo sin moverse.
Corey decidió entonces actuar.
Se quitó el jersey, envolvió al osezno y lo transportó un par de kilómetros hasta donde se encontraba su coche.
Corey se dio cuenta de la situación crítica del oso que se estaba muriendo. Comenzó la reanimación cardiopulmonar en el coche. Necestitaba reanimarle para que el animal reaccionara.
Cuando Corey volvió a casa escribió en su Facebook lo que había ocurrido y pidió consejo a sus amigos. ¿Qué iba a hacer con su nuevo amigo?
Sin embargo la respuesta que le llegó vino de el centro «Turtle Ridge Wildlife», responsable de cuidar a los animales en libertad. El centro estaba cerrado cuando Corey se acercó allí, pero hicieron una excepción y se encargaron de cuidar al osezno.
Allí envolvieron al osezno en una manta para darle calor y le pusieron una injección, poco a poco el oso fue recuperando la temperatura y su respiración se estabilizó. Los cuidadores se quedaron en vela toda la noche para ver si el osezno sobrevivía.
Días despues el osito recibió la visita de su salvador. Corey estaba contento al ver como su pequeño amigo se encontraba en perfecto estado.
Pero al mismo tiempo Corey estaba pendiente de una denuncia policial.
En los EEUU está prohibido sacar del bosque a los animales salvajes.
Pero la policia no vio mala intención en la actuación de Corey y recibió solo en esta ocasión una amonestación.
Me ha encantado esta historia. Compártela si elogias el comportamiento de Corey, un verdadero amante de los animales.