Por ejemplo, el perro podría estar atravesando una fase de la vida donde teme a los humanos. Quizás fue golpeado por su antiguo dueño o necesita algo de distancia. También puede ser que el perro está simplemente nervioso, y no le gusta estar entre mucha gente o con otros perros.
También hay cachorritos que están aprendiendo a interactuar con la gente y no está bueno insistir.
Los perros entrenados tampoco deberían ser molestados en su proceso de aprendizaje. Fue entonces cuando Tara Palardy de Alberta, Canadá, tuvo una gran idea: El Proyecto Perro Amarillo.
Es un proyecto sin ánimo de lucro que trata de concienciar a la gente sobre el hecho de que hay perros que necesitan más espacio.
Para ello se coloca un lazo amarillo en la correa, lo que significa que el perro no es amigo de que lo toqueteen. Pero esto no significa que sean perros peligrosos, solo que son más introvertidos.
Algunos, como este perrito, llevan una correa toda amarilla, lo que significa que es un perro «nervioso».
Aquí hay un perro llevando un chaleco amarillo, ya que es un perro de servicio.