He leído muchas historias con finales inesperados, pero para mi esta le gana todas. Julia Trash estaba un día en su casa junto a su hija de 1 año, Jeya. Mientras la niña veía la televisión decidió ir rápidamente al baño. Minutos después volvió al salón y Jeya no estaba por ningún lado. Ahí notó que la puerta hacia el patio estaba abierta…
Salió corriendo afuera y miró hacia la piscina y entonces vio su peor pesadilla hecha realidad: el pequeño cuerpo de su hija estaba flotando en el agua.
Un profundo pánico golpeó a Julia mientras corría hacia su hija y sacaba su cuerpo de la piscina.
Durante los siguientes 5 minutos trató de revivirla mientras gritaba “Jeya, despierta”, “Jeya, vuelve”. Pero su hija no se movía.
Totalmente desesperada corrió hacia el teléfono y marcó el 911. En medio del pánico no se dio cuenta de que se estaba grabando a ella misma con el teléfono.
El resultado fue la grabación de los gritos aterrados de la madre mientras trataba de revivir a Jeya en vano.
La madre llora y suplica, la palabra “por favor” se repite una y otra vez en la grabación. Julia espera con el corazón en un puño a los servicios de emergencias.
Cuando llegan tratan desesperadamente de revivir a la pequeña Jeya, trabajando sin descanso para traerla de nuevo a la vida. Pero no había esperanza, una hora y media después declaran a Jeya muerta.
Cuando le dan la noticia las palabras se clavan como cuchillas en el corazón de la madre. Su bebé se había ido.
Casi una hora después, mientras el personal esperaba al examinador médico para retirar el cuerpo de la niña algo milagroso sucedió…
¡Jeya empezó a toser dejando a todo el mundo de piedra! Los médicos no sabían cómo explicárselo a Julia, su hija ahora estaba viva después de estar muerta hacía una hora. Todos estaban sin palabras.
El segundo milagro es que Jeya no parece sufrir ningún daño cerebral o físico permanente. Durante los siguientes días y semanas se convirtió en la misma dulce niña que era.
Un escaner MRI reveló que la niña estaba totalmente recuperada y que su cuerpo había sanado por completo. La valiente niña siguió impresionando a todo el mundo cuando empezó a caminar y pronto a hablar de nuevo. Se conviritió en el pequeño ángel que todos querían conocer, sólo tres semanas después del traumático accidente.
Jeya ahora es un pequeño y saludable angelito feliz. Después de que la profesora de natación se enteró del incidente se ofreció a dar clases a la pequeña Jeya.
Días después, Jeya volvió a ver a las primeras personas que la atendieron tras el accidente. Cuando fueron a encontrarse con ella, Jeya corrió hacia el hombre que fue el primero en responder a la llamada de emergencia, como si supiera que fue el primero en ayudarla en ese momento.
Esta historia me dejó sin palabras y con una gran sensación de alivio. Como madre me produjo un profundo dolor también.
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