El viernes por la mañana empezó como un día cualquiera para Thomas McCormack, un artesano de Reino Unido. Empacó sus cosas, dijo adiós a su perro, Paddy, y se sentó en el tren rumbo al trabajo. Pero cuando se iba a sentar se dio cuenta de que alguien le seguía.
«Entreé al tren y me senté, y de repente Paddy llegó y se sentó a mi lado», cuenta Thomas al periódico Kirkintilloch Herald.
«Yo me quedé atónito. Él me miraba como diciendo: ¿Adónde vas?», añade Thomas.
Thomas intentó averiguar cómo Paddy había podido llegar al tren. Habló con los vecinos y resolvió el misterio. Le dijeron que habían visto que el perro saltaba la valla del jardín, ¡de dos metros! con ayuda de una colchoneta elástica en la que saltaba y funcionaba como trampolín.
«Parece siguió mi olor hasta el trabajo. Es la única explicación que puedo encontrar,» dice Thomas.
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