Yo puedo confesar que yo me ducho todos los días. Para mi es importante sentirme fresca y como salgo a correr varias veces a la semana es natural para mi ducharme justamente después de la corrida. Pero según dermatólogos estadounidenses no te debes duchar tanto. Aquí viene la repuesta científica de qué tan amenudo uno se debe duchar.
Quizás por una reacción rebote a aquellos tiempos oscuros de la Edad Media, donde incluso los más distinguidos reyes se bañaban una o dos veces al año, creo que en nuestra sociedad nos hemos ido al otro lado.
Ducharse cada día es imperativo para muchos hoy en día, en un mundo donde los olores corporales se han convertido en el octavo pecado capital. Bañarse cada día es salud creen algunos, pero dermatólogos alertan de lo contrario.
Según el Dr. Joshua Zechner, profesor asistente de dermatología en el hospital Mount Sinai de la ciudad de Nueva York, la frecuencia con la que nos bañamos y nuestra percepción de los olores corporales tiene más que ver con un fenómeno cultural que con razones puramente higiénicas, según Buzzfeed.
La también dermatóloga de Boston, Ranella Hirsch, lo dice muy claro también: “Nos estamos bañando demasiado y es importante que nos demos cuenta de ello”.
¿Cuándo se originó esta obsesión por la esponja y el jabón?
Según Katerine Ashenburg, autora de “The Dirt on Clean: An Unsanitized History” fue tras la guerra civil estadounidense, cuando los americanos se empezaron a preocupar mucho más de la higiene que los europeos.
Las mujeres se incorporaron al mundo laborar, trabajando codo a codo con sus pares masculinos en fábricas y granjas, lo que llevó a una exaltación de la higiene como sinónimo de atractivo y, por ende, de éxito.
No obstante, los dermatólogos aseguran que ducharse tanto puede ser contraproducente. Zechner y Hirsch dicen que hacerlo tan a menudo, sobre todo con agua caliente, seca e irrita nuestra piel y, lo que es peor, arrastra bacterias que existen naturalmente en nuestra piel y la protegen.
Además, la higiene excesiva hace que se nos abran grietas en la dermis y que por ellas se introduzcan infecciones en nuestro organismo.
Ambos doctores advierten que no hay que bañar a los bebés y niños pequeños cada día ya que la suciedad es muy necesaria. Exponer
a los niños a las bacterias evita alergias y eczemas en el futuro. Lo recomendable, dicen, es que todos nos duchemos cada dos o incluso tres días.
Si esto es demasiado poco para algunos, los expertos sugieren reducir el impacto en nuestra piel de tanta ducha sólo limpiando las partes más sucias e íntimas de nuestro cuerpo para evitar malos olores.
Eso sí, aunque no nos duchemos cada día: ¡la ropa interior sí hay que cambiarla!
Así que ya saben, todos aquellos que consideran un suplicio pasar por la ducha religiosamente cada día (sobre todo en invierno), ahora ya pueden hacerlo con menos frecuencia y con la cabeza bien alta.
Porque la limpieza es salud, pero una vez más se demuestra que los extremos nunca son buenos.
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